Devociones marianas en América por el Mes de María, parte II

Jueves 21 de Noviembre, 2019


 

Por: María Luisa Lecaros

UNA FOTO DE LA VIRGEN

LA VIRGEN DE GUADALUPE (MÉXICO)

Juan Diego era un indio mexicano. Recién se había convertido a la religión cristiana y quería mucho a su Virgencita. Un día sábado en que se dirigía a misa en su honor, ella se le apareció y le pidió que le construyeran un templo en ese lugar, para repartir sus gracias. Le encargó que fuera donde el obispo y le hiciera saber sus deseos.

Así lo hizo Juan Diego, pero el obispo no le creyó y le pidió una señal de parte de la Virgen para ver si esto era cierto. El indiecito regresó a su aldea y al pasar cerca de la colina, la Señora lo estaba esperando. Él estaba muy triste porque no le traía buenas noticias. Le pidió que eligiera a alguien más importante que él. Pero la Virgen le contestó:

–Oh, hijo mío querido, quiero que seas tú, el más humilde de mis servidores, quien te encargues de esta misión. Te pido que vuelvas mañana donde el obispo y le repitas mis deseos.

Juan Diego fue nuevamente donde el obispo, pero él volvió a pedirle la señal. Nuevamente la Señora se apareció a Juan Diego y le dijo que volviera al día siguiente a la colina y que ella le daría el signo. Pero cuando Juan Diego volvió a su casa, vio que su tío estaba gravemente enfermo y fue corriendo a buscar a un médico. Esta vez se fue por otro camino, pero su Señora salió a su encuentro y le dijo: 

–Hijo mío, no te aflijas ni te preocupes por tu tío. ¿No estoy yo aquí, que soy tu madre? ¿No estás bajo mi amparo y protección? Tu tío ya está bien, ya está curado. Ahora sube a lo alto de la colina, corta las flores que allí encontrarás y llévaselas al obispo.

Juan Diego sabía que en ese lugar no había más que rocas, pero obedeció a la Virgen. Y ¡cuál no sería su asombro al encontrar las más bellas rosas rojas! Las cortó, las puso en su tilma o manta y se las llevó al obispo. Y cuando las dejó caer frente a él, el obispo se puso de rodillas, porque vio impresa la imagen de la Virgen en el manto de Juan Diego. Ese mismo día comenzó a construir un templo en su honor. Virgen de Guadalupe, emperatriz de América, ruega por nosotros.

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NUESTRA REINA

VIRGEN DEL CARMEN (CHILE)

¿Has oído hablar de Simón Stock, que ahora es san Simón (porque fue santo)? Fue un monje carmelita del siglo XIII (13). Vivía en un convento en Inglaterra y dedicaba su día a la oración. Rezaba en la capilla o en el jardín, dando gloria a Dios con todos los trabajos que hacía. Si plantaba una rosa, era por amor a Dios. Si construía una mesa, también era en su honor.

Un 16 de julio, ¡se le apareció la Virgen del Carmen! ¡Preciosa! ¡Con el Niño Jesús en sus brazos! Su vestido era de un color que nunca se te habría ocurrido para la Virgen: café. Es que ella se apareció a Simón, que también vestía un hábito café. Es que la Virgen se preocupa de todos los detalles y  tuvo la delicadeza de aparecerse vestida con un traje igual al de su hijo Simón.

En sus manos y en las de su pequeño Jesús había algo colgando de unos cordeles: un escapulario de género. ¿Conoces el escapulario? Es una medalla que tiene dos caras: por un lado está Jesús mostrando su Sagrado Corazón, y por el otro está María junto al Niño Jesús. Ella le entregó el escapulario al fraile Simón y le dijo que ella prometía llevar al cielo a quien usara el escapulario.

Virgen del Carmen, Reina de Chile, gracias por cuidarnos cada día. Te pedimos por nuestro país tan querido, Chile, que hoy necesita más que nunca que lo cubras con tu manto. 



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