Comentario de Arte

Lunes 04 de Abril, 2016


 

Te invitamos a contemplar el arte cristiano

Todos los meses realizaremos un comentario de diferentes imágenes y pinturas religiosas gracias al aporte de Isabel Margarita Lecaros Monge. 

En esta versión, contemplaremos La belleza, lugar de Comunión,  a la luz del Padre Marko Ivan Rupnik, S.J. 

Una ilustre visita tuvimos el 8 de marzo  en el Campus Lo Contador de la Universidad Católica: el Padre Marko Ivan Rupnik, S.J. del Pontificio Instituto Oriental de Roma -­Centro Aletti, del que es director.

Nacido en Eslovenia, estudió en la Academia de Bellas Artes de Roma, para especializarse posteriormenteen Misionología en la Universidad Gregoriana. Habiendo estudiado las culturas de los indios, de los eslavos antiguos, de los chinos y de los comienzos del arte cristiano, ha indagado  gran parte de su vida en la búsqueda del Rostro eterno y personal que está bajo todas las culturas, así como en el significado teológico del arte moderno a la luz de la  teología rusa.

Atentos  a su relato, fuimos viajando imaginariamente por algunas de sus obras ­‐como la composición de mosaicos en la sacristía mayor de la Catedral de la Almudena de Madrid, o la Capilla Redemptoris Mater del Palacio Apostólico del Vaticano, mientras nos deleitaba con conceptos como luz, color, belleza, verdad, comunión y amor, a la luz de la fe cristiana. Su arte consiste -‐como él mismo señalara-­ en encontrar la armonía, la fascinación delconjunto, lo que él mismo ha decantado en una relación dialógica entre los frutos delarte occidental y el arte iconográfico.

A partir de los trascendentales del Ser o atributos de Dios, se detuvo primeramente en la belleza, que parte de la forma (formoso,hermoso), y que está dada por el color como primer testigo dela luz. En efecto, la belleza es luz que viene de dentro, que une, es comunión. Así, una persona es bella cuando nos encontramos unidos a ella. Asombrados, comprobamos entonces que sólo Dios une a las personas. Como somos el cuerpo místico de Cristo, estamos iluminados desde dentro, una vez que somos encendidos a partir del bautismo. 


Ahondando en el color como protagonista en la fascinación de una obra, nos fue explicando que el Taller de Arte Espiritual del Centro Aletti se ha inspirado en el primer milenio para consolidar su mensaje colorístico, definiendo el rojo, como indicador de lo divino; el azul, de lo humano; el verde, de lo creado; el blanco, el Espíritu; el oro, la santidad y fidelidad de Dios, como también la perfección de la luz.
 
¿Qué pasa hoy que hemos dejado de lado la belleza en la liturgia? Bajo su punto de vista, hemos decaído de la fe -­‐omo acogida a una nueva vida-­ a la religión. El latente individualismo que vivimos nos ha desviado de la belleza como acto creador de amor,como comunión. Si bien la belleza estuvo siempre unida a la santidad, hoy se la circunscribe a la sola riqueza. En línea con lo anterior, hizo un llamado a transmitir la verdad con la belleza. De lo contrario -­argumentó­‐ se cae de una ideología dictatorial.

Un relato evangelizador, que nos lleva a redescubrir el arte como belleza, servicio, liturgia, y que nos permite preparar nuestra honrosa condición de comensales ante la entrada triunfal de Cristo en el sacrificio de cada Eucaristía. 

 



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