Son Estos.
Todos los Santos. Celebramos la gloria de Jerusalén del cielo, donde se encuentra la asamblea festiva de los santos y las santas que han hecho de su vida un canto de alabanza a Dios; la ciudad santa donde se dirigen, alegres, nuestros pasos de peregrinos. Tenemos la esperanza (como en un adviento continuo) de que, un día, Jesucristo, glorioso, corra a nuestro encuentro, como el padre de la parábola de los dos hijos, y nos reciba, misericordioso, con abrazos y besos. Pero, como en la Ascensión, no podemos quedaros así, contemplando la íntima gloria de Dios donde esperamos ser acogidos, y necesitamos de un ángel que nos diga: « ¿Qué hacen mirando al cielo?».
Porque Cristo sale cada día a nuestro encuentro, en cada acontecimiento de nuestra vida, en aquellos con quienes convivimos: los que huyen de la violencia que hemos ayudado a crear, y se encuentran un camino lleno de vallas; los que son tiroteados por odio, y ven como incitamos aún más ese mismo odio; los que están sin trabajo, y los que son objeto de la violencia enfermiza que rechaza, acosa, margina y agrede. Hoy, entre nosotros, estos también pasan por la gran tribulación y blanquean sus mantos en la sangre del Cordero.
En la Eucaristía, de manos de su cuerpo, la Iglesia, Cristo se nos da comoalimento. Y también lo recibimos en el refugiado, el sin trabajo, el marginado,el tiroteado, el agredido. En ellos, Cristo nos muestra su rostro; en ellos, Cristo nos busca.
JORDI GUARDIA
