Literatura infantil y valores

Viernes 02 de Junio, 2017


 

Por María Luisa Lecaros, Profesora de Castellano y Periodista U. Católica, Máster en en Matrimonio y Familia U. Navarra

El Sabueso de los Baskerville
Arthur Conan Doyle 
Santiago de Chile: Andrés Bello, 1996
195 páginas.

Cuando tomé en mis manos por primera vez este libro, mi cuarto hermano me gritó entre risas el nombre del asesino. ¡Qué indignación. Me había resuelto el misterio antes de empezar la lectura! Pese a saber desde un principio quién era el enemigo, disfruté enormemente este relato del creador del detective Sherlock Holmes, quien en este caso enfrenta uno de los casos más difíciles de sorprender: la sucesión de asesinatos de familiares en una mansión situada en medio de un lóbrego y desolado páramo de la campiña inglesa.

Sherlock Holmes, el primer gran detective de la novela policial, nos lleva a revalorizar la importancia de buscar la Verdad. En este caso, Holmes busca desentrañar la verdad objetiva del misterio del sabueso mediante el método deductivo y la ayuda de su gran amigo Watson. En el nuestro, es una tarea de todos los días. 

Y es, también, una invitación a detenerse en el narrador testigo y ayudante Watson, quien desde una posición secundaria, describe con gran humildad la sucesión de hechos, caídas y audacias que llevarán a desentrañar el enigma. 



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