José y María en la Cuaresma

Viernes 22 de Marzo, 2019


 

Las solemnidades de san José y de la Anunciación del Señor, más que un obstáculo dentro de la Cuaresma, son una oportunidad para profundizar en algunos de los valores, actitudes y prácticas cuaresmales. La Sagrada Familia, con su sencillez, pobreza y humildad, puede reforzarnos en nuestro proyecto cuaresmal de austeridad, espiritualidad y piedad.

Este año, aprovechando los relatos del evangelista Lucas, podríamos subrayar una de las actitudes básicas y fundamentales que encontramos en José, en María y en Jesús, y que a la vez corresponde a una de las solicitudes que Dios nos hace: que sepamos escuchar.

En el segundo domingo de Cuaresma leeremos el evangelio de la Transfiguración y veremos cómo, desde la nube, una voz dice: «¡Este es mi hijo, el Elegido, escuchadlo!». El día de San José, tanto si leemos el evangelio de Mateo como el de Lucas (este año tal vez sería mejor leer el de Lucas), veremos cómo José escucha «en sueños a un ángel del Señor» (en Mateo) o cómo Jesús, con solo doce años, escuchaba a los maestros en el templo (en Lucas). El día de la Anunciación del Señor veremos en el evangelio una escucha atenta de María a todo lo que le dice el ángel Gabriel.

En nuestras lenguas distinguimos entre oír y escuchar. Oír es un hecho involuntario y escuchar es una acción que requiere atención. Jesús, más que oír, escuchaba. Y la forma de escuchar de Jesús es la misma de Dios: un oído misericordioso, compasivo, que escucha el clamor del pobre y oprimido, del indefenso y necesitado. Ante Dios y los demás, escuchar y acoger es lo esencial.



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