Iconografía de la Capilla de la Santísima Virgen María

Reproducimos el artículo con que el artista Juan Echenique explica los fundamentos y significado de todas las pinturas que cubren los muros y el techo de la Capilla de la Santísima Virgen María de nuestra Parroquia San Francisco de Sales

PROGRAMA ICONOGRÁFICO DE LA CAPILLA DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
PARROQUIA SAN FRANCISCO DE SALES 
Juan Echenique Celis


I.- Significado

La tradición del arte cristiano llena desde un comienzo, partiendo desde las catacumbas, todos los muros con decoraciones e imágenes. En el transcurso de la evolución de este arte, las decoraciones perdieron su preponderancia para dar cabida a las figuras.

Esta característica responde por un lado como símbolo pictórico, junto a la arquitectura, del concepto teológico del cielo sobre la tierra o dicho de otro modo tanto la arquitectura como la pintura simbolizan las realidades celestes en la tierra.

El otro fundamento de este arte corresponde a que Dios se hace visible en Nuestro Señor Jesucristo. La representación de su divina humanidad se prolonga en la representación de la Madre de Dios, los ángeles y todos los Santos y el cosmos en un estado transfigurado.

Una Iglesia cristiana queda incompleta si no está manifestada la presencia a través de la pintura de la Iglesia triunfante, junto a la Iglesia de los fieles.

Esta característica nos diferencia de otras religiones como el Islam, donde la decoración de las mezquitas es abstracta o en el judaísmo actual con sus sinagogas vacías de imágenes y decoraciones.


II.- Estética

II A.-Composición

Todos los recuadros conforman una unidad con los espacios y elementos arquitectónicos del interior de la Capilla. Se procura acompañar, respetar y continuar la arquitectura, no contradecirla.

Cada uno de los temas está resuelto particularmente en su interior, pero todos juntos conforman una unidad compuesta de muchas partes. Por eso, el concepto de la relación de las partes con el todo, es preponderante.


II B.-Color

Los colores que predominan son los azules y verdes. El color azul que se obtiene del lapislázuli, era muy preciado en la Edad Media para usarlo en los fondos de los frescos y las miniaturas, debido a su luminosidad, profundidad y belleza, que simboliza bien la realidad celeste sobrenatural.  Para nosotros tiene una significación especial ya que este pigmento proviene de nuestra propia tierra, siendo Chile el único país, junto con Afganistán que posee este mineral.


III.- Programa Iconográfico

III A.-Santuario

En el ábside del Santuario se propone la imagen de la Virgen del Signo. La Virgen en actitud orante tiene al niño en su seno, en este caso dentro de un círculo dorado. Esta imagen que representa a la Virgen antes del alumbramiento, corresponde a la visión del profeta Isaías (Is 7,14).  También en este lugar se encuentran los doce apóstoles, dirigidos en actitud de alabanza e intercesión hacia el centro, hacia la Virgen con el Niño.


III B.- Muro que divide al Santuario de la Nave

Abajo, en las dos columnas se ubica el tema de la Anunciación.

Si bien los temas de las fiestas litúrgicas en esta Capilla se proponen en el techo, debido a que estos dos muros-columnas representan arquitectónicamente la puerta de entrada al Reino, simbolizado por el Santuario, el lugar de la Anunciación correspondería aquí. Muchas veces la tradición pictural litúrgica lo ha hecho de esta manera, ya que la Anunciación es la puerta de entrada al misterio de la Encarnación de nuestro Señor Jesucristo.

Arriba de estas imágenes y sobre el arco, hay un motivo ornamental, que simboliza (según el Génesis) las aguas que están arriba del firmamento. A continuación hacia arriba se propone el Pantocrátor (en el cielo de los cielos) rodeado de los cuatro vivientes, que representan a los cuatro evangelistas, significando la expansión del Evangelio a los cuatro puntos de la tierra. Estos cuatro seres están descritos en la visión de San Juan en el Apocalipsis (4, 6-8). Los dos ángeles que se ubican a ambos costados bajo el Pantocrátor hacen alusión también a los ángeles que describe el Apocalipsis, que están alrededor del trono (Apc. 5, 11-12).

Este tema del Pantocrátor es recurrente en la tradición del arte litúrgico cristiano. En occidente lo vemos en la parte superior de los ábsides principales o en los tímpanos de las Iglesias. En Oriente se encuentra bajo la cúpula principal de la nave.

III C.- El Techo

Su techo es elegido para distribuir los temas de las fiestas litúrgicas principales de la Iglesia, debido al respeto de una ubicación jerárquica de arriba hacia abajo.

III C a.-Techo lado izquierdo frente al Santuario

Esta fiesta que data del siglo VI es una de las doce fiestas principales del ciclo litúrgico (Lucas 2, 22-40)  es el encuentro del nuevo con el antiguo Testamento, personificado en el viejo Simeón, es el sentido final de toda la espera  de la antigua Alianza y el cumplimiento de la Ley. La escena ocurre al interior del Templo de Jerusalén, la Virgen y San José cumplen con el precepto del ofrecimiento del hijo primogénito. Entre ellos se encuentra la profetisa Ana (Luc. 2, 38)

III C b.-Techo lado derecho

Siguiendo la secuencia histórica se ubican las siguientes escenas:

Este tema de la tradición cristiana, representa a Jesús resucitado descendiendo a los infiernos para rescatar a Adán y Eva  (la humanidad). En una zona intermedia están los justos del antiguo Testamento que esperan la resurrección de Cristo. Este es un tema de alto contenido teológico que en Occidente fue siendo reemplazado poco a poco hacia el siglo XIII  por representaciones más populares y naturalistas de la Resurrección.

Esta escena reúne dos momentos del domingo de Pascua, primero las Santas mujeres que concurren a la tumba llevando los aromas y que se encuentran con la tumba vacía y un ángel que las acoge, y al lado izquierdo de esta escena Jesucristo bajo la figura de un jardinero, se le aparece a María Magdalena, quien quiere tocarlo.

III D.- Parte superior del muro de la entrada

En este muro se ubica la fiesta de la Dormición o Asunción de la Virgen. Esta fiesta que cierra el ciclo de las principales fiestas litúrgicas se pinta siempre en este lugar del Templo, en oposición al Santuario ya que cierra el ciclo que comienza con la Encarnación representada por la Virgen con el Niño en el ábside y que termina en el lado opuesto por Cristo acogiendo el alma de su Madre para llevarla al cielo. Arriba de esta imagen está el cuerpo de la Virgen en una mandorla, siendo llevada al cielo por los ángeles, según la tradición el cuerpo de la Virgen es llevado al cielo, al tercer día de su dormición.

III E.- Parte inferior del muro de la entrada, entre las dos puertas

Aquí se proponen las imágenes de San Alberto Hurtado, Santa Teresa de los Andes y la Beata Laura Vicuña.

III F.- Muro lateral izquierdo de la nave

Continuando con una jerarquía de emplazamiento, se propone aquí escenas de la tradición litúrgica sobre acontecimientos históricos de Nuestro Señor Jesucristo, que no corresponden a fiestas litúrgicas.

Se proponen tres escenas, que siguen la distribución de las escenas del techo, las cuales están mandadas por las vigas.


Milagro que inaugura la vida pública de Jesús
La aparición de Cristo al borde del lago Tiberíades (Juan 21, 12-13). Este milagro relatado en el último capítulo del Evangelio de San Juan, ocurre después de la resurrección. Su ubicación entre los otros dos temas no obedece a un orden cronológico, sino a una razón estética ya que este espacio es más grande que los otros dos contiguos y el tema requiere un espacio mayor
Milagro que ocurre poco antes de la Pasión prefigura la Resurrección de Cristo y de toda la humanidad en Él

III G.- Muro lateral derecho de la nave

En este muro, debido a la presencia de las ventanas y el poco espacio entre ellas no caben escenas figurativas, pero sí cenefas y grecas tomadas sobretodo de la tradición del arte precolombino. Estas decoraciones integran este muro al resto de las pinturas de toda la Capilla.  La cenefa superior, anteriormente explicada, es la misma que rodea todos los muros de la nave y ayuda a amarrar y darle mayor unidad a todo el conjunto.    

Juan Francisco Echenique Celis

 

*Para mayor profundización en este tema se puede recurrir al artículo  de la revista Humanitas nº 24 sobre la decoración de la Catedral de San Bernardo

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