Literatura y Valores: El Maestro que enseñaba en parábolas

Viernes 21 de Febrero, 2020


 

Por: María Luisa Lecaros

“Habló Jesús a las multitudes con parábolas y no les solía hablar nada sin parábolas, para que se cumpliese lo dicho por medio del Profeta: «Abriré mi boca con parábolas, proclamaré las cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo”. (Mt, 13, 34-35).

Siguiendo la tradición pedagógica de su tiempo, Jesús –a quien sus discípulos llamaban “Maestro” – utilizaba diversos recursos literarios para transmitir con claridad la verdad del Evangelio a los hombres de su época y a los de nuestro tiempo. Junto a los enigmas (acertijo con moraleja), las alegorías (representación de una idea abstracta por medio de metáforas o imágenes) y proverbios (expresiones que transmiten una enseñanza o sentencia orientada a promover la reflexión), figuran las parábolas.

¿Qué es una parábola? “Es una historia sencilla que conlleva una enseñanza práctica” (Biblia de Navarra, p. 1855). Como recurso literario, se busca revelar una verdad a través de la comparación. Por eso, abundan verbos como “parecer”, “asemejar” o “ser”. En cuanto a las comparaciones, existen tres variantes: la comparación como tal, en que A se asemeja a B (“Nuestras vidas son como ríos”); la metáfora, en que A se homologa a B (“Nuestras vidas son los ríos”) y la imagen, en que B reemplaza a A (“Que vuestros ríos lleguen pronto a la mar”). Jesús utiliza las tres variantes y busca, por medio de las parábolas, revelar los misterios de salvación. 

Los discípulos, tal como nos sucede a nosotros, no siempre entienden con claridad el mensaje que Jesús quiere transmitirles, tal como se refleja en el siguiente pasaje:  «Después de despedir a las multitudes, entró en la casa. Y se le acercaron sus discípulos y le dijeron: –Explícanos la parábola de la cizaña del campo» (Mt. 13, 36). Entonces, con gran paciencia, Jesús les explica que el campo es el mundo, que la siega es el fin del mundo, que el que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre, mientras que el enemigo que siembra cizaña es el diablo (Mt. 13, 36-43).

Otra parábola es la del grano de mostaza y levadura, en la que Jesús pregunta a sus discípulos: «¿A qué se parece el Reino de Dios y con qué lo compararé? Es como un grano de mostaza, que tomó un hombre y lo echó en su huerto, y creció y llegó a hacerse un árbol, y las aves del cielo anidaron en sus ramas».  (Lc 13, 18-19)

Uno de los más grandes teólogos del siglo XX, nuestro Papa emérito Benedicto XVI, explica con gran sencillez este sabio relato:

“La imagen de la semilla es particularmente querida por Jesús, ya que expresa bien el misterio del reino de Dios. […] Se trata de una semilla específica, el grano de mostaza, considerada la más pequeña de todas las semillas. Pero a pesar de su pequeñez, está llena de vida, y al partirse nace un brote capaz de romper el terreno, de salir a la luz del sol y de crecer hasta llegar a ser más alta que las demás hortalizas. La debilidad es la fuerza de la semilla. […]

El mensaje es claro: el reino de Dios, aunque requiere de nuestra colaboración, es ante todo don del Señor. […] Nuestra pequeña fuerza, aparentemente impotente ante los problemas del mundo, si se suma a la de Dios no teme obstáculos, porque la victoria del Señor es segura […] y la experiencia de este milagro de amor nos hace ser optimistas, a pesar de las dificultades, los sufrimientos y el mal con que nos encontramos. La semilla brota y crece porque la hace crecer el amor de Dios. Que la Virgen María, que acogió como ‘buena tierra’ la semilla de la Palabra divina, fortaleza en nosotros esta fe y esta esperanza” (Angelus 17-06-2012).

Así pues, conscientes de que “la debilidad es la fuerza de la semilla”, podríamos animarnos a leer algunas de las parábolas del Nuevo Testamento dichas por el mejor de los Maestros, entre las que figuran:

  • El administrador fiel y prudente: Lc 12, 35-48
  • El administrador infiel: Lc 16, 1-15
  • El amigo inoportuno: Lc 10, 5-13
  • El buen samaritano: Lc 10, 25-37
  • El fariseo y el publicano: Lc 18, 9-14
  • El hijo pródigo: Lc 15, 11-32
  • El juez injusto: Lc 18, 1-8
  • El rico Epulón y el pobre Lázaro: Lc 16, 19-31

BIBLIOGRAFÍA

Biblia de Navarra (2009).  Pamplona: Eunsa.

Lecaros, M.Luisa (2012). María, Puerta de la Fe. Mes de María UC. Ed.: M. José Peña. Santiago: Ediciones Pastoral UC.  

Imagen: Van Gogh, Sembrador a la puesta de sol (1888).



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